LA REMOLACHA Y LA TENSIÓN ARTERIAL

LA REMOLACHA Y LA TENSIÓN ARTERIAL

La remolacha es una planta con una raíz muy carnosa, de pulpa muy densa, suculenta y normalmente de un precioso y llamativo color púrpura. Este pigmento se debe a su contenido en betanina, un tipo de de betalaína y es el componente principal del colorante de la remolacha. Se usa en la industria alimentaria como colorante natural con el nombre de E-162.

Es un compuesto muy difícil de encontrar en otros vegetales. A diferencia de la remolacha, otras frutas y hortalizas de colores similares lo que contienen son antocianinas. Las antocianinas son un tipo de flavonoide que también aporta muchos beneficios para nuestra salud.

La betalaína es un metabolito secundario nitrogenado en la planta y presenta una  gran actividad antioxidante y un posible potencial anticancerígeno.

Pero los beneficios de incluir remolacha en tu dieta no se quedan sólo ahí. La remolacha, al igual que el resto de hortalizas, es un alimento con una gran riqueza nutricional y que aporta otros beneficios a la salud.

  • Ayuda a reducir los valores de tensión arterial. Recientes estudios han demostrado que ingerir zumo de remolacha hace que aumente el óxido nítrico en sangre, que es un potente vasodilatador. Éste ayuda a mantener en  buen estado nuestros vasos sanguíneos y a reducir la tensión arterial. Al óxido nítrico también se le atribuyen otros beneficios para nuestra salud y es que al ser un vasodilatador, aumenta el flujo sanguíneo y favoreciendo así la cesión de oxígeno a los demás tejidos de nuestro cuerpo, entre ellos el músculo. Es por eso, que este alimento, concretamente en forma de zumo podría también servir como ayuda ergogénica en deportistas para aumentar su rendimiento y resistencia. También favorece nuestra salud pulmonar, así como es conveniente que lo tomen personas con insuficiencia cardíaca.
  • Otra cualidad importante de esta hortaliza es que contiene fibra por lo que ayuda a combatir el estreñimiento y reducir el colesterol.
  • Ya que presenta altos niveles de dos carotenoides como son la luteína y zeaxantina, favorece la salud ocular y nos previenen de la degeneración macular.
  • Es rico en vitaminas como la vitamina C y el ácido fólico y minerales como el potasio y manganeso.
  • Además, aprovecha también sus hojas ya que son ricas en vitamina K. Esta vitamina está presente principalmente en verduras de hoja verde, como espinacas, acelgas, lechuga, en crucíferas, como el brócoli y demás brasicáceas, en hierbas aromáticas y especias como el pimentón y el curry. La vitamina K contribuye también a mantener esos valores adecuados de tensión arterial, reduce el riesgo de desarrollar cataratas, juega un importante papel en el metabolismo de la glucosa y es imprescindible para la producción de osteocalcina, una hormona necesaria para tener unos huesos fuertes.
  • La remolacha, al igual que las zanahorias, el apio y las verduras de hoja verde como la espinaca y la rúcula acumulan nitratos y nitritos de la tierra cuando están creciendo en la planta. Estos nitratos forman parte de los depósitos minerales. Recientemente se ha demostrado que el consumo diarios de nitratos procedente de verduras puede beneficiar nuestra salud bucodental, neutralizando los ácidos que que provocan caries y eliminando las bacterias nocivas causantes del sangrado y mal aliento. Además, el nitrato presenta un potencial prebiótico para la microbiota oral.

 

Sin embargo, si eres una persona propensa a los cálculos renales, no debes de abusar de su consumo, ya que la remolacha contiene ácido oxálico y favorece la producción de cristales de oxalato o lo que comunmente conocemos como piedras en el riñón.

A la hora de cocinar la remolacha, es cierto que muchos nos quejamos de ese sabor a tierra que aporta al plato. Algo que puedes hacer para mitigarlo es sumergir los trozos de la remolacha en agua con vinagre antes de añadirlo a la ensalada o cocerla entera con limón y luego la pelas.

Al igual que ocurre con el licopeno del tomate, los compuestos bioactivos con capacidad antioxidante de la remolacha los asimilamos mejor si antes los sometemos al calor. Sin embargo, otros micronutrientes que contiene son sensibles al calor y los perdemos en gran medida cuando cocinamos en exceso este alimento. Por todo ésto, te recomiendo que la consumas cocinada, pero eso sí, utilizando técnicas poco agresivas en cuanto a temperatura se refiere. En este sentido, el vapor o escaldado, o cocinar al wok son las técnicas que más favorecerán ese mantenimiento de nutrientes y sustancias bioactivas.

En cuanto a los platos que podemos hacer con ellas, las combinaciones son infinitas. Cocida, asada, al vapor, en encurtidos, guisos, ensaladas, dulce, salado….

Yo hoy te voy a dejar dos opciones de recetas que me encantan:

  • La primera de ellas es un hummus de remolacha. Si te gusta el hummus de garbanzos, le darás un toque muy alegre si antes de triturar todo le añades un trozo de remolacha. Lo puedes acompañar con crudités, con pan de pita o con crackers de centeno o de cualquier otra cereal integral.
  • Otra opción es que cuando empieza a apretar el calor y los cocidos de legumbres cuesta incluirlos en el menú, puedes preparar diferentes platos fríos con ellas, como por ejemplo esta ensalada de lentejas, remolacha y nueces. Muy fresquita para el verano y así además no dejas de comer legumbre durante estos meses.
  • Por último, siempre te puedes preparar este smoothie de remolacha y frutos rojos delicioso para tomar en cualquier momento.

 

¡Anímate a hacer alguna de estas recetas y me cuentas!

 

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