El concepto NUTRACÉUTICA es un término que engloba dos palabras: NUTRICIÓN y FARMACIA o TERAPIA y se utiliza para definir a todos esos componentes nutricionales o sustancias naturales presentes en los alimentos y que se consideran beneficiosos para nuestra salud, yendo más allá de la simple nutrición.
Algunos de estos compuestos están presentes en los alimentos en su forma natural, como es el caso de la fibra, vitaminas o los antioxidantes, mientras que otros son el resultado del procesado de los alimentos, como el yogur, el pan con masa madre, etc.
Otros, sin embargo ven incrementado su biodisponibilidad y potencial tras los diferentes tratamientos que sufren durante el cocinado.
Claro ejemplo de lo que significa un nutracéutico es la fibra dietética. Se trata de hidratos de carbono que nuestro cuerpo no puede digerir, pero que sirven para “alimentar” a nuestras bacterias intestinales beneficiosas. Un claro beneficio de la fibra dietética es que nos previene del estreñimiento y regula la glucemia, así como los niveles de colesterol.
Los ácidos grasos omega 3 presentes en los pescados azules, nos previenen del riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejoran funciones mentales y visuales.
Los fitoesteroles, que son componentes vegetales que pueden actuar como aliados en el control del colesterol plasmático.
Otro ejemplo es el licopeno, un carotenoide presente en tomates, sandías y pimientos rojos implicado en la reducción del riesgo de padecer cáncer de próstata.
Los microorganismos fermentadores de los lácteos, así como los productos derivados de la fermentación que se producen en estos alimentos mejoran la flora y motilidad intestinal y nuestra fisiología.
En general, muchos compuestos fitoquímicos presentes en alimentos de origen vegetal principalmente, como las frutas, verduras, granos integrales y legumbres son considerados nutracéuticos jugando un importante papel preventivo frente a enfermedades crónicas, incluso el cáncer.
Aunque es cierto que únicamente alimentándonos bien no nos vamos a curar de una enfermedad. Llevar una dieta sana, así como mantenernos activos es la mejor manera de prevenir su aparición y desarrollo.
Y en el caso de que la enfermedad aparezca, seguir unas pautas dietéticas adecuadas son recursos que favorecerán en el tratamiento y la recuperación.